miércoles, 1 de abril de 2015

El hombre perfecto

Recién el amanecer se había marchado y el viento hacia bailar a las hojas de los árboles con exquisita elegancia. El aroma a primavera inundaba mis pulmones y me hacían desear congelar aquél marco. Era lunes, lo recuerdo porque mi padre siempre iba a cortar flores para mi madre ese día de la semana. Se levantaba por las mañana, muy temprano, y se marchaba en busca de aquellos claveles que tanto enamoraban a su otra mitad, como él la llamaba. Soñaba, al verlo partir, con el día en el qué mi principe, mi anhelado ser humano, llegaría ante mí con rosas y flores de distintos colores para demostrarme constantemente su amor.

El canto de las aves me hacía flotar rumbo a un cuento de hadas que yo creaba en mi mente y cuya única protagonista era yo, por supuesto. Imaginaba a detalle, con ese magnífico sol de primavera en lo alto, a la persona a la cual yo llamaría, con seguridad inquebrantable, "amor de mi vida". Lo veía alto, de fuerte espalda y fornidos brazos, capaz de levantarme sin importarle mi peso. Sonreía al ser testigo imaginario de su asombrosa fortaleza. Su cabello castaño de delicadas ondas, siendo mecido por la brisa de la mañana, brillando bajo los rayos de sol, me hacía suspirar. Sus grandes ojos, en cuyo reflejo me encontraba exclusivamente yo, me enloquecían. Era fascinante ver a un hombre de tan perfecta magestuosidad. ¡Y ni hablar de la sonrisa! ¡Dios que belleza! Sonreía con grancia y elegancia, y tenía la certeza, aún sin imaginar su voz, que si me hablaba, mis oídos se llenarían de palabras amables; que su gallardía y galanura se coronaría con las frases elocuentes y respetuosas que sus labios pronunciarían.


Entré a la casa decidida a contarle a mi madre la decisión que había tomado: ¡me casaría con el hombre perfecto! Corrí por la casa sin preocuparme del regaño que eso podría causarme, pero no importaba, ¡esto era mucho más importante!

- ¡Mamá! ¡Mami! - le grité con emosión evidente en mi voz.
- ¿Pero qué ha ocurrido, cariño?¿De vuelta viste un fantasma? - recordanme una experiencia de dos años atrás.
- No mamá - dije con recelo, pero cambié el tono de inmediato para emitir la siguiente frase - ¡Me voy a casar!

Mi mamá me miró atónita, extrañada ante mi declaración y pasados un par de segundos estalló en una risa de tan alto volumen que hizo que el color se me subiera hasta las orejas. El olor a pan quemándose en el horno fue lo que, aforunadamente, detuvo lo qué parecía ser el momento más cómico en la vida de mi madre.

Fruncí el ceño hasta más no poder pero mi madre no se percató de mi acción. Se había levantado para rescatar el pan del horno, y -a decir verdad - lo hizo con éxito porque el olor a quemado se había disipado y lo que ahora estaba era el delicioso aroma a vainilla que siempre se desprendía del pan casero. Colocó el pan, aún en el molde, en la mesa de centro que se encontraba en la cocina y me miró con una enorme sonrisa en los labios.

- ¿Entonces, con quién vas a casarte, amor?

La imagen del hombre de mis sueños volvió a mi mente y cualquier detalle de enojo se evaporó al instante. Incluso mi antojo de pan se vió menguado ante mi necesidad de compartir lo que mi imaginación había creado.

- ¡Con el hombre perfecto! - respondí muy segura de mi misma.

Creí que mi madre me preguntaría algo al respecto pero no pasó. Sencillamente se sentó a lado mío en el suelo, acarició mi cabello y me miraba, manteniéndo su sonrisa. Por lo cual, decidí continuar.

- Es muy alto, de piel clara, de cabello castaño y tiene unos ojos maravillosos. Además, mamá - agregué totalmente emosionada y con una enorme sonrisa en mis labios - habla precioso, tiene una voz masculina lindísima y sus palabras siempre son atentas hacia a mí.
Mi madre soltó mi cabello y entrelazó sus propias manos, subió su mirada al techo como en busca de algo que no lograba encontrar, suspiró hondamente y, de vuelta, dirigió a mí su mirada.

- Amor - dijo en corto -. Sin duda, me has hablado de un hombre muy guapo, de atractivo mirar y elocuentes palabras. Pero quiero que recuerdes algo, no es perfecto aquél de mejores cabellos y mayor altura, ni si quiera aquél que es capaz de elaborar brillantes frases para enamorarte. Es cierto que depende en gran medida de lo que necesites en tu vida lo que vuelve a un hombre el correcto para ti pero quiero que recuerdes algunas pautas que te ayudarán a identificarlo.

Mi madre de vuelta respiró hondo como si estuviese a punto de encarrilarse en una larga lista de cosas.

- Debe amarte, amarte no de palabra sino en sus actos. Cada acción que él realice estará basada en el respeto hacia a ti, hacia el significado tuyo en su vida. Unos brazos fuertes no significan nada si no te abrazan con cariño y cuidado. Los ojos más bellos carecen de importancia sino te miran con honestidad, sin prejuicios, sin mentiras, Las manos más peculiares son bien recibidas cuando sostienen la tuya al caminar por la vida y la espalda mas ancha, parece pequeña, cuando no es capaz de ayudarte a sostener los pesares, las enfermedades, las carencias y todos los infortunios porque los que se pasa en esta vida.

Mi madre debió percatarse de mi cara de angustia porque rió en ese instante y me abrazó muy fuerte. Su cabello tenía el mismo olor a vainillar que provenía del pan que se enfriaba sobre la mesa.

- No quiero asustarte, lo que quiero es que encuentres de verdad a ese hombre perfecto que te hará feliz pero es importante que sepas, también, que deberás convertirte en una mujer perfecta, merecedora de la persona que tendrás a tu lado. Una mujer valiente, fuerte, que prefiera mantener en el rostro una sonrisa y no lágrimas. Una mujer consciente de sus virtudes y de los defectos que debe mejorar, que esté llena de amor para ella y quiénes la rodean, dispuesta a ayudar aunque su mano no haya sido solicitada. No importa si tu espalda es grande o pequeña pero deberá ser fuerte para acompañar a aquél hombre en todo lo que él cargue. Tú serás su compañera, su complice, su amiga y por ello lucharás incansablemente para hacerlo feliz.

Recuerdo las palabras de mi madre como si cada día me las repitiera. No obstante, mi historia sigue sin tener un final, aquella persona con la que aún sueño sigue lejos de aparecer en mi vida, amores han llegado y partido  pero soy consciente de a quien estoy esperando y soy consciente de que de no aparecer estaré sola pero está bien porque sé lo que quiero y a quién quiero a mi lado. No lo espero, sigo creciendo, me convierto en la mujer perfecta.


Red Arkanian

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